Por todo, por nada.

Aun cuando se nuble te quiero.
No nececito más que tu nombre para endulzar el dia, sin excesos de azucar, sin palabras empalagosas, te quiero por todo lo que me diste, por los años que han pasado y sigues siendo esa constante, aun a pesar de mi inconstancia.
Te quiero por ser aquel caballo de mi niñez, topando mi frente contra la pared, por ser aquel mounstro emergiendo de mi cuarto obscuro y convertirte en el caballero joven que reía tras mi susto, te quiero por ese viaje de verano, en el que poco te ví pero te guardé para siempre, te quiero por tus valentías, por enfrentarte a un nuevo mundo, con sus horas y sus dias, te quiero por esa invencible compañera, que pinta con sus colores tu vida.
Te admiro por todas la razones por las que te quiero; por confrontar al verdugo, por mostrarme lo pequeño que era, por enseñarme a mirar al miedo a los ojos; te admiro por caminar a tu paso, por esa frente en alto, por la simpatía, por nunca dejarte de lado.

Te pido perdón por mis auscencias, por mi desidia, por mi falta de letras, por algun error cometido; pero a pesar de todo te quiero y mucho, por el todo, por la nada, por lo que me enseñaste con tus actos, por la coherencia entre tú y tus palabras.

Si te quiero, te admiro y te pido perdón, es porque me sale del alma, si te lo digo es solo para que sepas que a pesar de mis silencios y la distancia -y dolería mucho si en ella te difumináras- te pienso y quiero igual que siempre, por todo, por nada.