Desierto III

Con los senos cubiertos por la sábana, la mujer derrama una lágrima de sus ojos tambien cubiertos de culpa, el amante derramando ira, con el éxtasis a medias lanza filos contra el corazón de quién les descubriera...el ataque no esperó y el canto del acero se dejó escuchar en toda la habitación.
Se les ve luchando, ondeando sus armas; los tules ya heridos por los filos de las espadas, revuelan al rededor de la cama, la mujer con los gritos ahogados en su garganta; sus cabellos negros, revueltos en la almohada, se pone en posición fetal.

La luna, nerviosa, se cobija con nubes media cara, por un lado deseándole el triunfo, por otro la muerte, así tomaría su aliento y lo tendría con ella.

En el patio, los pasos con prisa, suenan llegando a la escalinata, las espadas acarician los arcos y las palmas.

Con el sudor expuesto, traidor y traicionado pelean a muerte, uno por orgullo, otro por dolor y coraje, de pronto, silencio....
La luna se cubre, no quiere ver su muerte...el patio a obscuras, las palmas ya no se mecen...y el moro con el alma rota no sabe a quien dar muerte.
Los tiene ahí, frente a él, desnudos, vulnerables; la mira a ella y encuentra en su corazón árabe aquel sentimiento que endulzó sus dias, lo quiere desterrar, lanzar a las arenas y no puede, aún es de ella.
El amante aprobecha el descuido, le clava en la espalda su espada, él se gira, dolorido, y en venganza le castra...ella,cubierta de seda y lágrimas le abraza, le llora, le besa...le suplica perdon, le susurra que lo ama.
Ejército de pasos llega a la habitanción, con la sangre de ambos mojando el suelo, y en el suelo se refleja la luna celosa de los besos de ella, anhelando ya su encuentro.

"No tuve valor...me faltó odiar al mirarte de cerca...otra vez...me duele la herida y mucho más lo que me negaste vivir...aún si no debiera te perdono...porque sé que no volverás a ser feliz, y a él, negación del Corán, si no ha sabido amar con el corazón, tampoco lo hará con el cuerpo jamás...me duele...si hay arrepentimiento, te miraré desde las estrellas..."

Y cerró sus ojos...ejército cargó el cuerpo del amante y lo llevó a curar.
Ella haciendo homogeneas sus lágrimas con la sangre del que más amara, rezó.

Fiesta tiene la luna de verlo llegar, decepcionada no le puede amar pero contempla su alma, donde aquella tambien habita, ya resignada la luna se acostumbra, siquiera ya no le mira desde arriba.

En las noches de luna llena se escuchan los pasos del moro caminando por la Alambra, se platea intensamente la ciudad azul, se llenan de vida las estrellas; el remordimiento no deja a la mujer y éste le consuela dejándolo ver junto a la luna, en cada reflejo de agua...
Y el trotar del caballo triste recorre noche a noche el desierto, contempla su luna, bebe del agua llena de estrellas, esas que vieran tantas veces al moro llorar.