Desierto II
Y encuentra un oasis, por la noche iluminado, con las palmeras bailando suavemente a su llegada, el agua fria le cuenta que las estrellas le miran.
Lágrimas caen de rodillas al remanzo y la rabia las revuelve a la orilla de la arena.
De nuevo en caballo monta en cólera hacia la ciudad azul, alzándo a ratos su espada, entrenando el brazo para el ataque.
Llega de noche a la ciudad, plateada por la luna, silencio de calles y ventanas, ojos curiosos que se asoman tras velos, palabras que se callan a tiempo.
Suenan sus pasos en el patio de aquella Alambra; la luna impaciente le alienta; busca con la mirada la ventana del amante que traicionára con su cino los tiempos de cuando eran niños, un quejido, un suspiro llevado por el viento a sus oídos, le indica la escalinata.
La luna lo ve pasar a través de los arcos, tocando con su luz los pilares y el filo de su espada.
Lento....lento se mueve entre las palmas, entre los arcos y por fin toca los velos del lecho que abrazan a los amantes; de nuevo la enamorada en el cielo ilumina los ojos moros ante los cuerpos envueltos en tul, un grito, su nombre en voz de la mujer, que tantas veces fuera soneto para él...se cubre los senos, el amante lo corre con espada en mano,...jamás se habían visto ojos tan hermosos y a la vez tan colmados de dolor y odio...
Lágrimas caen de rodillas al remanzo y la rabia las revuelve a la orilla de la arena.
De nuevo en caballo monta en cólera hacia la ciudad azul, alzándo a ratos su espada, entrenando el brazo para el ataque.
Llega de noche a la ciudad, plateada por la luna, silencio de calles y ventanas, ojos curiosos que se asoman tras velos, palabras que se callan a tiempo.
Suenan sus pasos en el patio de aquella Alambra; la luna impaciente le alienta; busca con la mirada la ventana del amante que traicionára con su cino los tiempos de cuando eran niños, un quejido, un suspiro llevado por el viento a sus oídos, le indica la escalinata.
La luna lo ve pasar a través de los arcos, tocando con su luz los pilares y el filo de su espada.
Lento....lento se mueve entre las palmas, entre los arcos y por fin toca los velos del lecho que abrazan a los amantes; de nuevo la enamorada en el cielo ilumina los ojos moros ante los cuerpos envueltos en tul, un grito, su nombre en voz de la mujer, que tantas veces fuera soneto para él...se cubre los senos, el amante lo corre con espada en mano,...jamás se habían visto ojos tan hermosos y a la vez tan colmados de dolor y odio...
6 Comments:
Tragedia?
Va a acabar en tragedia?
tal vez si...veremos
que manera de describir Egipto
hasta siento la arena y el calor
que manera de describir Egipto
hasta siento la arena y el calor
GRACIAS MARIANA!
No todo son rosas, ni todo son espinas
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